miércoles, 28 de enero de 2009
UNA HISTORIA DIVERTIDA ...NOCHE DE BODAS
El ritual de preparación del matrimonio es interminable: la ceremonia, el vestido, las damas, la fiesta, los partes, los aros, la luna de miel, la noche de bodas, los recuerdos, la torta, el video, las fotos.... y todo lo demás que imaginan e incluso lo inimaginable según el grado de “detallismo” de la novia ( y a veces del novio).
Pensándolo bien sí termina... ¿y saben dónde precisamente? EN LA NOCHE DE BODAS!!! Por eso he escuchado muchas historias sobre el fiasco de ese acontecimiento con el flamante esposo, lo que se debe - no necesariamente a falta de amor ni de pasión - sino a que “por fin” luego de tal vez varios meses, el ritual terminó!
Las historias son de lo más graciosas: una amiga se puso a rezar con su esposo, otra se encerraba en el baño, otras la pasaban en el aeropuerto o en el avión rumbo a su luna de miel, otras vuelven a casa (a veces de los padres) para partir de viaje temprano al día siguiente y finalmente otras veían al marido de estreno roncando por la juerga que se pegó!! Yo por mi parte.... “desconozco pormenores”!!!
Meses antes, en uno de esos viajes inesperados, recorrí los vestidores forrados en satén de Victoria´s Secret de Coconut Grove y no conseguí todo lo que necesitaba, así que – luego de una hora o talvez “alguito” más pues... - salí con las manos vacías pero con una gran sonrisa: “Amor, no hay mi talla en el conjunto que me gusta... pero hay en la tienda de Bayside...Vamos? El “NO!!!” fue rotundo y como toda novia nerviosa por el acontecimiento estallé en llanto – ahí mismo, “abajito no más” del cartel curvo de “Coconut Grove”. “Es el sueño de cualquier novia!!!” exclamaba entre lagrimones, “Es más... es un pecado mortal no tener el ajuar si hemos estado aquí!”.
Ante tal drama, mi buen novio accedió (me pregunto hoy si fue por amor o porque sospechaba que sino se lo echaría en cara toda mi vida) y con el auto lleno de maletas me esperó – bajo el sol de Miami en Julio - fuera del Victoria´s Secret de Bayside para luego de más de una hora verme salir con una sonrisa más grande aún y llena de bolsas que por supuesto no le dejé fisgonear porque era para “La noche de bodas”.
Aquí, entre nos, les cuento que no era solo “accesorios interiores” para el vestido de novia, sino además body, baby doll, pijama larga, bata corta y bata larga... TODO DEL MISMO JUEGO!!!! Iba a estar preciosa en la noche de bodas! Es más, podía hasta desfilar! Como ven, ese tema ya no era una preocupación, lo que faltaba ahora era recorrer todo el largo camino que nos llevaría a La Noche de Bodas!!
Y llegó el día del matrimonio. Fuera del nacimiento de mi bebé, sigo insistiendo que fue el día más feliz de mi vida y de ninguna manera me hubiera echado atrás a pesar de las constantes pesadillas durante años que el día de mi boda terminaría escapándome (con vestido de novia y todo) con mi ex-adorado tormento (mi primer gran amor). Mucho menos me iba a retractar por las 7 veces que mi padre me preguntó “Estás segura?” antes de caminar para entregarme al novio. Yo terminé esas preguntas con una gran sonrisa y dándole un jalón le dije: “VAMOS PAPITO !!!”
Y así fue! Nos casamos, bailamos, comimos y tomamos champagne toda la fiesta. Creo que fue el matrimonio que siempre quise tener, pero terminó... y bajo una lluvia de corazones de papel crepé nos escapamos al Hotel El Olivar.
Yo seguía en mi vestido de novia y quería salir por la ventana para que todos me vieran. Cuando entramos al hotel, el personal de recepción me saludó con un “Buenos Días Señora” (era de madrugada) y fue lo máximo para mí!. La suite era hermosa, con sala, dormitorio y baño con jacuzzi y ducha española; lo perfecto para la noche de bodas!
Comenzamos por probar unos chocolatitos de bienvenida y abrimos la botella de champagne. Comentábamos todo lo ocurrido y luego decidimos entrar al jacuzzi. Dónde quedó entonces todo mi ajuar? Supongo que eso lo iba a descubrir después (“Play it by ear como dice La China”, me repetía a mí misma).
Recuerdo que el agua del jacuzzi estaba demasiado caliente (recién entonces tuve un flashback de la sensación de vahido con los pocos baños de tina que había tomado) y lo único que dije fue: “Me siento mal, ...Creo que se me ha bajado la presión...” mientras apoyada con los dos brazos trataba de salir ... caminé con cuidado para no resbalarme y............
Me desperté como a las 6am (supongo!) echada al pie de la cama con los pies en el suelo y un frío terrible! Era pleno fenómeno del niño pero con el aire acondicionado y estando tapada sólo con toallas húmedas, supongo que esa hipotermia era normal. Me costó un momento entender qué pasaba y dónde estaba. "Ah!... Mi noche de bodas!!!"
Me reincorporé rápido y preocupada por mi dulce y flamante esposo; y cuando volteé, lo encontré profundamente dormido, dentro de la cama king size, tapado hasta el cogote y roncando a pierna suelta sin el más mínimo remordimiento ni consternación por mí.
No podría definir mi noche de bodas ni siquiera como “Durmiendo con el enemigo” porque él ni siquiera se preocupó de acostarme! Mi flamante esposo, caballero en armadura brillante hizo su máxima hazaña: me tapó con unas toallas que encontró por ahí, sin preocuparse siquiera si lo que pasó fue efecto del champagne o un tema de la presión, o algo más! Era acaso una señal - que no quise ver - de lo que me esperaba?
Llevando horas de casada, cosas como estas de hecho se pasan por alto e incluso se usan de anécdotas de "caballería" (actitudes no de caballero sino de caballo) del marido en reuniones con amigos.
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La pregunta – como conversaba la otra vez con un amigo – es: ¿Era esta noche de bodas razón suficiente para la separación o el divorcio en ese momento?
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Me importa mucho tu apinión...gracias